Para formular la paradoja, se lleva a cabo un experimento mental. Se toman dos gemelos y a uno de ellos se le envía en un vuelo espacial a casi la velocidad de la luz. Su hermano, en cambio, permanece en la Tierra. Cuando el gemelo astronauta regrese a casa, se encontrará con una situación insólita: su hermano envejeció mucho más que él.
La explicación de este fenómeno estaría basada en la llamada dilatación temporal, la cual nos dice que el viajero percibirá su tiempo dentro de la nave mucho más lento que el tiempo del planeta y, por tanto, se mantiene más joven que su hermano.
Sin embargo, una paradoja aparece cuando nos hacemos el siguiente cuestionamiento: si el tiempo y el espacio son relativos, desde el punto de vista del astronauta, ¿quién se marcha en realidad? Para el viajero, la Tierra se alejaría cada vez más y más a la velocidad de la luz, de lo que podríamos deducir que su hermano debería envejecer mucho menos. Suena absurdo, ¿no?

Sobre ello hay varios enfoques. Algunos físicos hablan de campos inerciales, otros ―es el caso de Einstein― hablan de dilataciones temporales gravitatorias con efectos en la aceleración. En cualquier caso, los cálculos realizados, mediante la interacción de todas las variables, arrojan un resultado único: el gemelo que permanece en Tierra es en realidad quien envejece primero. Y el nombre del experimento sería sólo eso, un modo de postular tan interesante problemática.